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La exposición que me perdí

Luis González Palma

Reconozco que aunque la fotografía me ha gustado siempre, ha habido momentos en mi vida en que casi sólo la utilizaba para atrapar momentos de vida familiar. Iba a exposiciones, leía libros, colgaba fotos en Flickr pero no iba mucho más allá. En esos años me perdí una exposición que he podido recorrer gracias a un catálogo de LA FABRICA. Luis González Palma expuso CONSTELACIONES DE LO INTANGIBLE en el Espacio Fundación Telefónica en el 2015.

Luis nació en Guatemala y él mismo cuenta cómo vivió su infancia, su adolescencia y su juventud bajo la violencia y el miedo. El arte no tenía espacio en la Guatemala de esos años, los pintores, los escritores… se habían ido o habían sido asesinados. El único arte que pudo contemplar era el de las iglesias: las cruces, los Cristos crucificados y la vírgenes; y el arte indígena, pero no el que se ve en los museos. Y eso se ve en sus obras. En muchas obras de sus comienzos se mezcla la iconografía católica y elementos de las culturas indígenas. En esta exposición hay alguna fotografía en el sentido clásico del término. Pero lo que hace de verdad es explorar la imagen: utiliza fotografías, documentos, pan de oro, hilos rojos…

No pude recorrer la exposición así que mi visión es un poco reducida ya que sólo puedo ver las obras de frente, y con la forma plana que nos da una imagen en dos dimensiones. Creo que se pierde mucho ya que no se ve bien la materia que tiene cada una de las fotografías, pero lo que he visto en el catálogo me ha encantado. Empieza con dos piezas tituladas «Lotería» donde vemos retratos de hombres, mujeres y niños adornados con elementos naturales, las fotografías parecen envejecidas con betún de Judea lo que les da un aire atemporal. Luego encontramos diferentes retratos con una mirada al frente que nos interpela, son retratos con una gran dignidad y un punto melancólico. Luego pasamos a la serie «Múltiples simbólicos» donde hay fotos de archivo, fotos de camisas, aviones, tartas de cumpleaños… Parece que vamos a movernos en este ambiente intemporal, de denuncia, un poco críptico…

Pero sigo ojeando el libro y encuentro instalaciones, fotografías sobre lienzos y pan de oro, platinos sobre papel que parece japonés, película ortocromática… Me gusta, me atrapa. Veo un fotógrafo que sigue investigando, que no da nada por sabido. El tema parece la identidad, la soledad, la relación con el otro pero siempre visto de una forma diferente.

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